Los siete hermanos by Aleksis Kivi

Los siete hermanos by Aleksis Kivi

autor:Aleksis Kivi [Kivi, Aleksis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 1870-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo octavo

Hace ya tres días que los hermanos se refugiaron en la Piedra del Diablo huyendo de los bueyes. El asedio de estos continúa. De vez en cuando, los animales se alejan un poco, pero siempre queda rondando alguno cerca de la piedra, que lanza un bramido de alarma cuando los hermanos intentan abandonarla. Muy cerca ramonea un buey retorciendo la lengua, mientras otro rumia tendido sobre las patas dando fuertes mugidos. No lejos riñen otros dos, entre bromas y veras, y el choque de sus cornamentas resuena por doquier. Al pie de la roca, otro buey escarba el suelo lanzando al aire tierra y broza, y bufando ferozmente. El caso es que allí permanecen los animales sin ánimo de moverse, para desesperación de los hermanos, que solo esperan la muerte. Lauri, que acaba de echar un tiento a la cantimplora, vuelve a beber un buen trago, con gran sorpresa de los hermanos, que le regañan ásperamente.

JUHANI.— ¿Pero es que te has vuelto loco?

AAPO.— ¿En qué piensas? Ten en cuenta que todos estamos en el mismo aprieto.

TUOMAS.— Piensa que nuestro albergue no tiene más que un palmo de ancho y que hemos de movernos con toda cautela.

LAURI.— Esto es para volverse loco de rabia.

AAPO.— ¡No digas eso!

LAURI.— ¡Váyase todo al infierno! Que este castillo dé vueltas como rueda de molino y nos tire a los siete desgraciados bajo las patas de los bueyes. ¡Gira, roca, del este al oeste, y tú, bosque que nos rodeas, gira de oeste a este! ¡Así, así!

JUHANI.— ¿Ya estás borracho, hijo?

LAURI.— Bonita pregunta. ¿Qué valen la vida y el mundo? Ni un centavo roñoso. ¡Así se convierta todo en polvo y ceniza, y se lo lleve el viento! ¡Zas! ¡Va por vosotros, hermanos de mi alma!

AAPO.— Está como una cuba. Tenemos que quitarle la cantimplora.

LAURI.— ¿Ah, sí? Pues os advierto que no va a ser un juego nada fácil. La cantimplora es mía, que por algo no la tiré a la pradera, donde los bueyes la hubieran pisoteado. En cambio, vosotros, ¿qué? No tuvisteis ningún reparo en tirar vuestros sacos al suelo como pobres gitanos cuando oyen los disparos del comisario.

JUHANI.— ¡Venga la cantimplora!

LAURI.— Es mía.

JUHANI.— Pero quiero guardarla yo.

LAURI.— Si la quieres tendrás que recogerla de tu cabeza, porque te la encasquetaré en ella.

JUHANI.— ¿Buscas camorra?

LAURI.— Si la quieres, la tendrás. Pero entre hermanos que se quieren no están bien las riñas. Por lo tanto… ¡a vuestra salud!

TIMO.— No bebas, Lauri.

JUHANI.— ¡Dame ahora mismo la cantimplora!

LAURI.— ¡A ver si te sacudo un puñetazo! ¿Quién te has creído que eres?

JUHANI.— Nada más que un pobre pecador. Pero también soy tu hermano mayor.

LAURI.— ¿Mi hermano mayor, dices? Entonces has tenido más tiempo para pecar y con más razón te mereces una paliza. ¡Salud! ¡Skool!, como dice el sueco.

TUOMAS.— ¡Ni una gota!

LAURI.— Mucho es lo que quiero a Tuomas y también al pequeño Eero. Pero ¿qué decir de esos de allí?

TUOMAS.— Calla la boca de una vez y dame la cantimplora. Toma, Juhani; échate el saco a la espalda y vigila el aguardiente.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.